Por Juan Giglio
Un artículo
publicado por la BBC, indica que la hepatitis que afectó a un
sector de la niñez allí y en otros países, es producto del aislamiento
social. Desde nuestra corriente hemos
denunciado con dureza las políticas de confinamiento social, inmediatamente
después de que estas comenzaron a implementarse, afirmando que las
consecuencias para la salud humana de esta política, serían aún peores que las
del virus al cual, supuestamente, se pretendía combatir.
Por meses, una extraña hepatitis ha infectado
niños de todo el mundo. Se cree que más de 1.000 niños, muchos menores de 5
años, se han visto afectados en más de 35 países y algunos casos han sido tan
graves que han necesitado hasta trasplantes de hígado. Sus causas eran
desconocidas, pero ahora, un grupo de científicos británicos asegura haber
descubierto la posible causa.
Los investigadores creen que detrás de los
nuevos brotes están dos virus comunes que regresaron después de que terminaron
las cuarentenas por la pandemia: el adenovirus, que normalmente causa
resfriados y malestares estomacales, y el virus adenoasociado 2 (AAV2), que
normalmente no causa enfermedad y requiere un virus "ayudante"
coinfectante, como el adenovirus, para replicarse.
Los dos equipos de investigadores, de Londres
y Glasgow, creen que los bebés, expuestos más tarde de lo normal a estos virus
debido a las restricciones por la covid, perdieron algo de inmunidad temprana
contra ellos. La profesora Judith Breuer, experta en virología del University
College London y el Great Ormond Street Hospital, considera que el aislamiento
durante la pandemia llevó a que los niveles de contagios con otros virus se
retrasaran en muchos menores.
"Durante el período de cuarentena,
cuando los niños no se mezclaban, no se transmitían virus entre sí. No estaban
desarrollando inmunidad a las infecciones comunes que normalmente encontrarían…
Cuando se levantaron las restricciones, los niños comenzaron a mezclarse, los
virus comenzaron a circular libremente, y de repente se vieron expuestos con
esta falta de inmunidad previa a toda una gama de nuevas infecciones...” (BBC, 25 de julio)
Siendo coherentes
con este razonamiento, el 13 de mayo de 2020, pocas semanas
después de la puesta en marcha de la cuarentena argentina, escribíamos: peligra la integridad de millones, que pueden contagiarse por el
virus u otras infecciones, o ser víctimas -debido al aislamiento constante- del
stress que sufren las personas que estuvieron en la guerra y otras situaciones
traumáticas… (CS, 13 de mayo,
2020)
En octubre de ese mismo año, citábamos a varios científicos críticos, como Edgardo Schinder, MN 38667: Están bien documentados los efectos
devastadores sobre la salud personal y colectiva del encierro compulsivo de
poblaciones sanas. Vamos a ver en los próximos años una demanda extraordinaria
de consecuencias y secuelas de todo tipo (en especial psiquiátricas) y como ya
estamos atendiendo en miles de consultas de estos últimos meses.
Gabriela Gutiérrez, investigadora del Conicet
y fundadora de Inmunogénesis y Microgénesis: las cuarentenas protectivas anteriores
al COVID-19 eran dirigidas únicamente a grupos de riesgo, tal como ocurrió con
el virus H1N1 o preventivas para casos sospechosos, tal como sucedía en el
siglo XVI ante la peste negra, con los 40 días que se imponía a los barcos, de
dónde viene su nombre.
El encierro favorece las enfermedades inflamatorias
provocadas por el reposo excesivo, la falta de exposición a la luz solar, que
participa de la síntesis de vitamina D (antiinflamatorio natural) y por la
falta de ciclos naturales de luz y oscuridad que mantienen nuestras funciones
endocrinas que regulan nuestras funciones básicas, tales como el sueño. Esto,
prolongado en el tiempo, conduce a una depresión de las defensas y un
desbalance metabólico que influye además en nuestra conducta.
Mariano Arriaga, médico clínico (MN 79283): aislar
a los sanos no tiene ningún antecedente en el planeta ni en la historia de la
humanidad, porque precisamente darle la posibilidad a los sanos de entrar en
contacto con los gérmenes es generar dos cosas: por un lado, que el virus se
debilite, ya que cuando ingresa al cuerpo humano actúa como un parásito (fuera
del cuerpo no vive o vive minutos) con lo cual al salir de un cuerpo e ingresar
a otro ingresa más debilitado. Y por otro lado, la inmunidad de los cuerpos aumenta.
Para Arriaga eso es lo que en medicina se
denomina “inmunidad comunitaria o de rebaño, que fue lo que permitió la
sobrevida de la humanidad a través de todas las pestes, epidemias y pandemias
desde que se tiene conciencia, con lo cual generar lo opuesto no sólo no tiene
sentido sino que está contraindicado en sanidad”.
Cabe destacar que no es inocuo lo que se propone,
porque aislar a los sanos disminuye la inmunidad de las personas. Cuando se
genera una política sanitaria que inmunodeprime a las personas, no sólo por la
situación de miedo, el encierro, la falta de acceso al sol, al ejercicio y a
todo lo que nos da felicidad lo que hace es impedirse la inmunidad de rebaño.
En el mismo sentido, recordamos cómo habían
actuado los bolcheviques frente a situaciones aún peores que la pandemia del Covid.
En abril de 2021 publicamos una nota, escrita por camadas de
la CCRI -corriente internacional a la que pertenecemos- sobre la política
implementada por el gobierno de los soviets para enfrentar varias pestes devastadoras,
como tifus o cólera, que mataron a millones.
“En Moscú se podía ver un aumento del número de enfermedades después
de todas las celebraciones más grandes, después de reuniones de trabajadores
que ya estaban infectados… Pero como marxistas los bolcheviques
reconocieron que el principal instrumento para combatir tales epidemias es
mejorar las condiciones de vida de la gente para que cualquier enfermedad no
encuentre condiciones de fácil transmisión.
Al mismo tiempo,
el gobierno soviético reconoció que cualquier mejora social solo es posible si
los trabajadores y las masas populares se unen en la acción colectiva y no se
separan individualmente a través del “distanciamiento social”. Es absurdo
que los llamados izquierdistas apoyen hoy conceptos tan reaccionarios como el
encierro masivo y el “distanciamiento social” con la prohibición de acciones de
masas.
Los bolcheviques
a principios de la década de 1920 se enfrentaron a epidemias mucho peores que
el COVID-19 y tenían recursos sociales y médicos mucho más primitivos para
combatir tales enfermedades que en la actualidad. Sin embargo, nunca
recurrieron a medidas similares de represión masiva contra la población como lo
están haciendo hoy la mayoría de los gobiernos burgueses.
En infinidad de artículos de este blog, nuestro periódico y los programas emitidos por CS-TV, hemos
denunciado esto y las mentiras que se propalaron -desde los gobiernos capitalistas- para imponer los
experimentos transgénicos, que, hoy por hoy, han causado una enorme cantidad de
“daños colaterales”, que incluyen la muerte de miles de personas.
Noticias como la de la BBC reafirma nuestra convicción en cuanto a la
necesidad de investigar, desde la clase trabajadora y en forma independiente,
todo lo que han hecho y continúan haciendo los gobiernos burgueses, la OMS y la Big
Pharma. La salud de los trabajadores y el pueblo continuará deteriorándose si
continúa en manos de los capitalistas y sus negocios.
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