Por Claudio Colombo
Según nuestros
cálculos, el Nupes se adelanta muy levemente con un 26,10%, frente al 25,81% de
¡Juntos!, mientras que el sitio del Ministerio del Interior da ¡Juntos!
ligeramente por delante con un 25,75%, frente al 25,66% de Nupes. (Le Monde,
Francia, 13 de junio)
El resultado es una paradoja sorprendente en un país que
eligió dos veces a un presidente de centro liberal (Emmanuel Macron en 2017 y
2022), que dos veces consagró a una candidata de la extrema derecha, Marine Le
Pen… (Página 12, 13 de junio)
Más allá de que la alianza liderada por Melenchon -comunistas,
socialistas, “verdes” y otros sectores- no tenga nada de revolucionaria, su
victoria en primera vuelta indica la existencia de un giro hacia la izquierda
del movimiento de masas, que en América Latina se viene manifestando con las
victorias de Boric en Chile, Petro en Colombia, Castillo en Perú, Arce en Bolivia.
Pronto, en las elecciones brasileras de octubre, asistiremos
a otra muestra de esta tendencia, con los millones de votos que cosechará el
candidato del PT, Lula, quien probablemente retorne al gobierno por tercera vez.
¡Desde nuestra corriente no llamamos a votar a ninguno de estos personajes, ya
que estamos convencidos de que constituyen la “pata izquierda” del sistema
capitalista!
Sin embargo, sus avances electorales anuncian, de forma distorsionada,
el comienzo de una nueva oleada de ascenso obrero y popular, una tendencia global
apunta a convertirse en revolucionaria, porque los trabajadores y los pueblos,
que ya están levantando la guardia, se preparan para dar tremendos combates -como
ya ocurre en Sri Lanka y otras regiones- contra los planes capitalistas, que serán
cada vez más duros.
Todo esto se combinará, además, con el surgimiento, desarrollo y consolidación de dirigentes y organizaciones ultraderechistas -bajo distintas formas- que jugarán un papel fundamental en este período, de gran polarización política y militar. Es que, en definitiva, existirá una confrontación, cada vez más directa, entre la Revolución y la Contrarrevolución.
En este contexto, la tarea de la izquierda revolucionaria es
trazar rayas con estas nuevas variantes del populismo, que no proponen
nada distinto de lo que plantean las opciones más “derechistas” o directamente
fascistas. Todos y todas quieren, en definitiva, que los platos rotos de la
crisis burguesa los terminen pagando los laburantes y el pueblo pobre.
Quienes agitamos las banderas del Socialismo debemos postularnos con audacia como una opción dispuesta a no transar con ninguno de estos sectores, que se pintan de “rojo” para contener y desviar las rebeliones que se aproximan. La lucha encarnizada contra todas estas variantes, será, de aquí en más, la única manera de prepararnos para colaborar con el triunfo de la Revolución Socialista.
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